Bajar el gasto público sin una visión de país es tan perjudicial como subirlo por demagogia electoral. Entre estas dos irresponsabilidades se desplazan los polos de la grieta argentina.
Bajar el gasto público sin una visión de país es tan perjudicial como subirlo por demagogia electoral. Entre estas dos irresponsabilidades se desplazan los polos de la grieta argentina.