- Las ventas en las casas de comida cayeron un 80 por ciento y los antiguos paseos de compras lucen vacíos.
- El temor es palpable en las calles: cualquier sonido de sirena desata las alertas. Los comerciantes se comunican con walkie-talkies y notifican cualquier ruido, helicóptero o presencia uniformada en sus calles para poner sobre aviso a quienes no tienen documentos.
