No fue ajedrez, ni trampa sutil. Fue un puñal clavado en la espalda de una mayoría que solo pedía lo obvio: que los delincuentes no trepen a tronos que no merecen
No fue ajedrez, ni trampa sutil. Fue un puñal clavado en la espalda de una mayoría que solo pedía lo obvio: que los delincuentes no trepen a tronos que no merecen