- La expresidenta ya tiene una sentencia definitiva por corrupción, con una pena de seis años de cárcel.
- Al máximo tribunal sólo le queda analizar su queja por supuesta violación de sus garantías constitucionales.
- Las discusiones internas, el rol del procurador y un dilema: ¿interferir en las elecciones o abrirle la puerta a la impunidad y causar un escándalo?
