El centro tiene las veredas invadidas por mesas, el ir y venir de valijas, basureros desbordados y el estruendo de la música. Pero la ciudad está en una encrucijada: necesita del turismo sin perder su alma ancestral. Navegación de entradas Bajo control de Santiago Caputo, el fondo fueguino zafó de la motosierra de Javier Milei Las razones por las que el precio del dólar le sirve a la industria y al Gobierno