Basta ir hoy a cualquier estadio de fútbol para oír a miles y miles denigrar a bolivianos y paraguayos por su origen. Es racismo asumido como natural, y aceptablemente folklórico. Pero la aceptación es lo más grave.
Basta ir hoy a cualquier estadio de fútbol para oír a miles y miles denigrar a bolivianos y paraguayos por su origen. Es racismo asumido como natural, y aceptablemente folklórico. Pero la aceptación es lo más grave.