El rechazo por parte del Senado de los pliegos de Manuel García Mansilla y Ariel Lijo fue el corolario lógico de la racha de daño autoinfligido en la que se sumergió el Gobierno a lo largo de los primeros tres meses del año.
El rechazo por parte del Senado de los pliegos de Manuel García Mansilla y Ariel Lijo fue el corolario lógico de la racha de daño autoinfligido en la que se sumergió el Gobierno a lo largo de los primeros tres meses del año.