“Antes teníamos tranquilidad”, dicen los vecinos de 9 de Julio, que temen que las costumbres del pueblo se hayan quebrado para siempre.Los papás esperan a sus hijos hasta media hora antes del horario de salida y no los dejan ir solos a ningún lado.
“Antes teníamos tranquilidad”, dicen los vecinos de 9 de Julio, que temen que las costumbres del pueblo se hayan quebrado para siempre.Los papás esperan a sus hijos hasta media hora antes del horario de salida y no los dejan ir solos a ningún lado.