Aunque hay quienes consideran que hay un marco estratégico en las idas y vueltas que exhibe Donald Trump, todo parece resultado de una enorme improvisación, sin consulta a asesores que no se atreven a contradecirlo y sin límites ante el disparate, como la conquista inmobiliaria de Gaza o un aluvional nacionalismo proteccionista que le genera sonrisas interminables a China.