Los seis meses de vida que nunca supo que le diagnosticaron se convirtieron en seis años. La medicina hizo lo suyo, pero su cuerpo, y sobre todo su cabeza, hicieron el resto. No se iba a entregar tan fácilmente a ese enemigo que no nombraba.
Los seis meses de vida que nunca supo que le diagnosticaron se convirtieron en seis años. La medicina hizo lo suyo, pero su cuerpo, y sobre todo su cabeza, hicieron el resto. No se iba a entregar tan fácilmente a ese enemigo que no nombraba.