Silvina, abogada, y Wenceslao, ingeniero, compraron un barco viejo por 8.000 euros.Llevan seis años recorriendo las aguas del mundo. “Es un momento de plenitud, pero no es todo color de rosa”.Se ganan la vida llevando “huéspedes” a realizar aventuras náuticas y trasladan barcos a distintos puertos europeos.