Cualquiera se siente inmortal; envejecer no parece entonces un proceso natural, una consecuencia ineludible del devenir de una vida sino apenas algo que les pasa a los otros. Un fenómeno ajeno, inimaginable como propio.
Cualquiera se siente inmortal; envejecer no parece entonces un proceso natural, una consecuencia ineludible del devenir de una vida sino apenas algo que les pasa a los otros. Un fenómeno ajeno, inimaginable como propio.